Suelen los filósofos
llamar a la vida de las personas vida humana, así lo hace nuestro filósofo por
excelencia Ortega y Gasset e influida por él su discípula María Zambrano.
María Zambrano
(1904-1991), malagueña, escribe entre otros un libro importante Persona y
Democracia en 1958, publicado por Ediciones Siruela en 1996.
Lo que primero
diferencia Zambrano es la vida del
animal de la vida del hombre. El ser animal hace vida animal y el ser humano
hace vida humana. Y la vida humana la hace la persona no el individuo.
Pero a qué llamamos
vida humana, que es sinónimo de vida de la persona o vida personal. Veamos.
La vida del animal es
siempre idéntica, la misma a través de la historia, siempre repetida, para
Zambrano el animal “sería proletario de su vida, sería el prisionero de la
historia”.
La vida humana o la
vida de las personas es por el contrario para nuestra autora: creación; algo
absolutamente nuevo; es aventura, creación de una realidad propia; es drama; es
esfuerzo continuo, prueba, ensayo, no permite reposo; es algo que se gana: es un
“más”; la vida no dura, se hace y tiende a
dar el máximo; es consciencia, la persona necesita pensar; es fragilidad
e indigencia; y es ensimismamiento o entrar en un lugar propio y es transcendencia.
Esta vida humana o
vida personal es un tiempo y un lugar sobre la vida animal. La persona necesita
para hacer su vida auténtica ensimismarse. Ensimismarse es la vuelta al
interior de la persona, que es una especie de vacación para buscarse, es entrar
en ese “dentro”, que es la soledad que nos aguarda.
Y vivir es convivir, vivir junto y en relación
(benéfica o conflictiva) con otras personas. Las personas necesitan un pasado y
un futuro y también viven en el presente, en el tiempo y lo transforman con su
esfuerzo.
Sólo se vive cuando
se vive una historia por lo tanto hay que evitar la dispersión, hay que también
pagar un precio para conseguir la vida auténtica, la vida personal realizada es
el sacrificio personal.
Señala María
Zambrano buscar la verdad para construir en sólido.
El tiempo es muy
importante en su obra. La persona vive en el tiempo y lo transforma.
Su idea de la
democracia es la de una democracia de las personas porque “somos necesariamente
libres” y no podemos dejar de ser libres
por mucho que queramos, somos libres hasta la muerte, porque hemos sido creados
libres. Y porque somos necesariamente libres “somos necesariamente personas”.
Cuando uno es verdaderamente persona descubre y necesita a los otros.
Francisco Roger Garzón