Es cierto que, aunque quisiéramos comprar con todas nuestras fuerzas y ganas un día de nuestra vida, no podríamos de ninguna manera.
Se entiende lógicamente
un día más de vida. La explicación es sencilla, porque las personas
somos seres mortales y por consiguiente tenemos que morir, aunque no sepamos ni
el día, ni la hora.
Y el hecho importante es
que, por ser mortales, no podemos alargar la vida con una decisión voluntaria
nuestra, no podemos alargar la vida a la carta.
Esto significa que todas
las personas tienen un final en su vida. Por tener un final las personas tienen
un límite. La filosofía por esta razón ha considerado que el hombre es un
ser limitado, finito y no puede hacer todo lo que desearía, aunque lo desee
con todas sus fuerzas. También en la Biblia se nos manifiesta a los hombres, “ni
siquiera vosotros podéis aumentar vuestra estatura”.
Ocurre que ese día de
nuestra vida, que queríamos comprar, puede ser el día de hoy, es el tiempo
presente, es el ahora, es un tiempo para disponer de él, para utilizar.
Y este día de hoy es un
gran tesoro, es un tesoro fabuloso. Es precioso el día de hoy, si yo decido
vivirlo así.
Para que el día de hoy y
cualquier día sea maravilloso, extraordinario tiene que cumplir al menos una
condición: la de servir para algo positivo.
Un día sirve para algo,
cuando yo decido que así sea, cuando decido utilizarlo para hacer una actividad
buena y no me dejo llevar por otras circunstancias.
En una sociedad libre,
desgraciadamente muchas no son así, somos libres para decidir realizar lo que
deseamos en la vida a largo plazo y también para el momento actual, para el día
de hoy.
Tenemos al menos tres
posibilidades en nuestras manos cada día: no hacer nada aprovechable,
aprovechar el día, aprovechar el día al máximo.
Todo lo que se aprovecha
y trabaja hoy sirve para mañana y para el futuro. Albert Camus afirmaba que: “La
verdadera generosidad en relación con el futuro, consiste en dárselo al
presente”.
El día de hoy, el tiempo
en general puede ser de gran valor, un gran tesoro, o por el contrario no
servir para nada o para muy poco. Todo depende de lo que decidamos y hagamos
ese día.
El esfuerzo, el
sacrificio, la llave dorada de la vida, hay que ponerlo en funcionamiento,
practicarlo. Se convertirá en un gran tesoro, tu gran tesoro, sólo si, tú lo
decides y lo llevas a la práctica del día a día.