El muchacho vivió otro día de gran inquietud y zozobra, después del segundo sueño. Le venía a la mente de manera incensante la pregunta que Diosle hizo:
“¿Qué has hecho con todos estos grandes poderes que Yo te he dado?.
¿Qué has hecho con todos tus talentos?”.
El muchacho se angustiaba al recordar su pasado lleno de fracasos, y las tristezas que pasaban por su mente, volvían a pasar una y otra vez.
Llegó la noche y en el lecho el muchacho tuvo un tercer sueño y Dios le dijo:
“No te importe tanto tu pasado que te impida avanzar. Aprende de tus errores y aprende también a sentir mí presencia en cada momento".
El muchacho se angustiaba al recordar su pasado lleno de fracasos, y las tristezas que pasaban por su mente, volvían a pasar una y otra vez.
Llegó la noche y en el lecho el muchacho tuvo un tercer sueño y Dios le dijo:
“No te importe tanto tu pasado que te impida avanzar. Aprende de tus errores y aprende también a sentir mí presencia en cada momento".
"Aumenta cada día tu alegría, aunque solo sea un poco”.
“No olvides que estoy a tu lado, por eso búscame, trata de conocer mi amor y recuerda que eres mi obra”
El joven al despertar al día siguiente se encontraba mejor y fue animándose poco a poco. Sentía que Dios no le había dejado solo en este mundo complejo y desgarrado, como habían hecho tantos otros.