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domingo, 2 de febrero de 2020

La diferencia entre las personas fantásticas y las personas mediocres está en el hacer

Sí, en el hacer, en hacer cosas. La acción es lo que importa. Por tanto, será mejor hacer sólo una cosa que saber cien, y tiene mejores resultados. 

Se objetará que no puede hacerse ninguna cosa sin saber algo de ella, y es cierto. Pero podemos tener miles de conocimientos sobre una cosa y no hacerla, no llevarla a la práctica, no realizarla. Todos sabemos cosas, pero las grandes personas, las personas fantásticas hacen cosas, realizan las cosas. Ese es el gran reto en la vida.

Son tantos los autores y los manuales de transformación personal que afirman: “Las decisiones que no llegan a convertirse en acción son inútiles”.

Hay que hacer hincapié que no se trata de primero hacer y después pensar. Se debe pensar con seriedad, estudiar, analizar una obra, un proyecto, dedicarle su tiempo, pero si después no se realiza, entonces ha valido de muy poco el esfuerzo y el tiempo empleado.

Cuesta no poco entender y aceptar las afirmaciones anteriores a quienes hemos tenido una educación tradicionalmente teórica o excesivamente teórica, como la educación española. Incluso se calificaba a la educación estadounidense de demasiado pragmática respecto a la española y europea que eran más teóricas.

Pero en España nos hemos olvidado bastante del hacer, de la práctica en tantos aspectos de la vida, que nos hemos quedado sólo con la teoría sin práctica o sin apenas práctica. Ha sido España y sigue siendo en parte el reino de la teoría.

Hay que preguntarse habitualmente no si lo sabes o no lo sabes sino si lo haces o no lo haces.

La vida de las personas para Victor Küppers tiene un solo objetivo: “Luchar cada día para ser la mejor persona que uno puede llegar a ser”. Añade V. Küppers en su libro Vivir la vida con sentido. Ed. Plataforma Editorial 2012, que: “Decide qué valores admiras, qué valores y actitudes querrías que formaran parte de tu ser; luego trabaja para lograrlo. Así de simple”.

Todos sabemos que esto supone un persistente esfuerzo hacerlo y lograrlo, pero ese es el gran reto de nuestra vida y afirmará además que: “Ahí radica la verdadera alegría interior, la paz, la serenidad”.