La acertada y profunda frase anterior pertenece al filósofo español Manuel García Morente. Filósofo y catedrático que enseñó la disciplina ética en la Universidad de Madrid de 1912 a 1942, junto al gran filósofo José Ortega y Gasset, entre otros grandes profesores.
Cuando llegó a mí la frase me impactó profundamente, yo era entonces un joven de dieciocho años y llevaba muy dentro de mí el desasosiego y la inquietud propia de la edad. La frase todavía me sigue impresionando, cuando por cualquier circunstancia azarosa vuelve nuevamente a venir a mí, a pesar de haber transcurrido una inmensidad de años.
Centrémonos ahora en la frase, lo primero que vemos es que podemos cambiar perfectamente hombre por persona, son sinónimos. La riqueza de la frase está en que el autor diferencia en la vida de las personas, de todas las personas los ámbitos de: compositor y de ejecutor, dos actividades no sólo importantes sino esenciales, decisivas para la vida de toda persona.
La persona es necesariamente, quiera o no, el compositor. ¿El compositor de qué?. De su propia vida, no de la de otros, sólo de la suya. ¿Y es también el ejecutor de qué?. De su propia vida, no de la vida de los demás, aunque quisiera no puede, sólo de la suya.
De la frase también surgen en nosotros las preguntas ¿qué es la vida? y ¿qué es la propia vida?.
La definición única y universal sobre la vida se nos plantea como algo tremendamente difícil.
Los distintos pensadores de toda procedencia y de toda época nos han ofrecido comparaciones o metáforas sobre la “vida”.
A la pregunta ¿qué es la vida?, algunos pensadores la han comparado con: un camino, una aventura, un viaje, una empresa, un río, una lucha, un mosaico, una partida de cartas, un velero, una navegación, una experiencia, un aprendizaje, una novela, una obra teatral o una escuela… Nuestro pensador García Morente, buen amante de la música, ha comparado la vida con una melodía.
Y ¿qué es una melodía?. Una melodía es una sucesión de sonidos que son percibidos como una sola entidad. Se desenvuelve en una secuencia lineal, es decir, a lo largo del tiempo y tiene una identidad y significado propio dentro de un entorno sonoro particular.
Es una excelente comparación la de la vida como una melodía, pues ambas se desarrollan en el tiempo, siguen las dos un proceso lineal hacia delante, aunque haya retrocesos, tienen la vida propia de cada uno y la melodía algo que las diferencia de otras, tienen identificación propia, también la vida propia y la melodía están en un contorno o contexto junto a otras vidas propias y otras melodías.
La persona, cada persona en particular es la compositora de la melodía de su propia vida, porque tiene que pensar, elegir, decidir qué cosa va a llevar a cabo en este momento y en todos los momentos hasta el final de su vida y no puede dejar de hacerlo. No elegirán exactamente lo mismo el médico que el carpintero, el clérigo que el futbolista, el transportista que el cocinero en las cosas esenciales de sus vidas.
La persona tiene además
que lo que ha pensado, elegido y decidido tiene que hacerlo realidad, convertirlo en algo que se pueda ver, notar,
comprobar por otros en la vida. Esto implica poner en acción mis facultades,
mis posibilidades en definitiva ejecutarlo. Cosa o empresa por lo general nada fácil.
Así podríamos decir que
la persona es pensamiento y acción y su vida será, en consecuencia, una serie ininterrumpida de pensamientos y acciones
hasta el final, con éxitos y fracasos.
Los filósofos suelen enfatizar que los pensamientos libres y las acciones libres son la base de la autonomía y la libertad de la persona. La autonomía y la libertad son lo más importante y digno del hombre, le hacen no depender de nadie, ni del entorno, le hacen más libre y como consecuencia más feliz.
La persona que sólo inventa, piensa, elige, decide su vida, pero no ejecuta, no la lleva cabo, no convierte en realidad su invención o pensamiento está incompleta, le falta algo y no estará satisfecha, y como consecuencia no será feliz.
Invención y ejecución en la vida se necesitan mutuamente, son interdependientes, son una correlación.
A la persona que sólo inventa se le llama persona teórica. A la que sólo ejecuta, que sólo pone en la realidad se le llama persona resolutiva o práctica.
Las personas como seres menesterosos, incompletos, que no lo pueden todo, unas desarrollarán más la invención, la teoría, otras, por el contrario, desarrollarán más la práctica, la resolución. Pero la vida exige necesariamente armonía entre la teoría y la práctica para conseguir una vida buena, una vida digna de vivirse, una bella y propia melodía.