Vivir con un sentido, es vivir con una dirección, es vivir con una orientación hacia algo o hacia alguien, es avanzar por una carretera, no siempre fácil, que lleva a la ciudad ideal elegida por mí.
Y vivir sin sentido, es vivir sin dirección fija, sin orientación hacia nada, y "nos sentimos vacíos, superficiales, arrojados a la absurdidad del caos, embutidos en un entorno sin sentido, llevados por nada, implicados en nada, vagando sin origen ni destino" (Elisabeth Lukas). Vivimos a disgusto, sin alegría, angustiados, desesperados. Esta angustia nos paraliza, no nos deja avanzar, entramos en un círculo perturbador que nos puede llevar a la enfermedad física y mental.
Las personas necesitamos un sentido u orientación para vivir y lo necesitamos de tal manera que: "lo necesitamos todavía más que el pan para vivir, porque ¿de qué sirven todos los tesoros del mundo si nos sentimos vacíos, superficiales". (E. Lukas).
Los animales saben lo que deben hacer en cada momento para poder salvaguardar su vida, perpetuar su especie, protegerse de los peligros. Obran por instinto, pero sin imaginarse el sentido o sin querer ni siquiera averiguarlo.
Los hombres tienen una dimensión superior que supera al animal. Dimensión que se le ha llamado de muchas maneras, nosotros preferimos llamarla con el psiquiatra Viktor Frankl espiritualidad. Se trata de una dimensión que es el "motor de nuestro incesante preguntar, buscar y anhelar", imaginar, ser curiosos, estar inquietos.
El pan que comemos cada día nos tranquiliza, es cierto, "pero sólo el cuerpo y la psique, dado que es incapaz de saciar el hambre de nuestro espíritu".
Sólo cuando en nuestra vida de todos los días aparece en nuestra conciencia una idea de que nuestra vida no debe vivirse en vano, no debe vivirse en el puro vacío, entonces la tranquilidad y la paz y la armonía aparecen en nuestro corazón.
El psiquiatra y creador de la logoterapia Viktor Frankl descubrió que hay tres ámbitos que potencian, aumentan el sentido o la orientación en la vida, son los "potenciadores de sentido" como son: el área de la actividad y la creación (cuando emprendemos una actividad); el área de la entrega contemplativo-receptiva (las vivencias, las experiencias que recibimos); la valerosa y digna conducta ante los desafíos o desgracias del destino. Frankl los ha llamado valores creativos, valores de vivencia, valores de actitud. Son valores que hay que ir consiguiendo poco a poco, no se nos dan hechos.
La vida no es totalmente ni fácil, ni cómoda para nadie, pero debe ser vivida con orientación, con sentido, con dignidad, porque será correspondida por alguien y también por nosotros mismos en algún momento de la vida con gratitud.