Hay que ir en serio en la
vida, porque la vida es seria e importante, es decir, tiene consecuencias y trascendencia.
La seriedad es contraria a la frivolidad, la persona seria es rigurosa en sus
acciones y en su modo de proceder, lo que no quiere decir sin alegría. La
seriedad es contraria a la frivolidad, pero no a la alegría.
¿Cómo saber que vamos en
serio por la vida? La respuesta nos la ofrece el filósofo Romano Guardini (1885-1968) en su
libro Cartas sobre la formación de sí mismo (Ediciones Palabra 2017) y
dice así:
“Si alguien no va en serio, es algo que no se ve en las grandes decisiones, sino en las tareas pequeñas de cada día. Ir en serio, afrontar la realidad con pensamientos grandes, quiere decir informar con ese mismo espíritu la propia vida cotidiana en las mil pequeñas ocasiones que se presentan todos los días”.
“Si alguien no va en serio, es algo que no se ve en las grandes decisiones, sino en las tareas pequeñas de cada día. Ir en serio, afrontar la realidad con pensamientos grandes, quiere decir informar con ese mismo espíritu la propia vida cotidiana en las mil pequeñas ocasiones que se presentan todos los días”.
Romano Guardini, profesor universitario, filósofo y
teólogo, dedicado a la educación de los jóvenes alemanes de entreguerras,
insiste en explicar este importantísimo asunto de “ir en serio” en la vida e
indica lo que suele ocurrir por ejemplo en una reunión de jóvenes alrededor de una hoguera:
“Imaginémonos que cuando estaban todos junto se leyó en voz alta algo
bonito: sobre la renovación del hombre, por ejemplo. El corazón se enciende y
se toma una decisión: “¡Quiero!”. Si la cosa es auténtica o no, aún no se puede
saber. Si después se sigue dando rienda suelta igual que antes a los viejos
defectos, se habla de los demás a sus espaldas, se les denigra, se es
irascible, perezoso, descuidado en el trabajo, entonces todo era un fuego de
artificio. Pero si se comienza una tenaz lucha con las cosas malas que se
tengan en el corazón; se combate la mentira, la pereza, como si fuesen los
peores enemigos; día tras día, con renovado empeño, entonces es que ese fuego
interior era auténtico…Si una elevada meta y un entusiasmo son o no auténticos,
es algo que no se nota en los momentos solemnes, sino en lo cotidiano”.
Romano Guardini es uno de
los grandes teólogos del siglo XX, también excelente filósofo, nacido en
Verona, vivió y trabajó en Alemania en Maguncia, influyó en el Concilio
Vaticano II, tiene grandes seguidores como los Papas Bendicto XVI y Francisco. Fue
separado de su cátedra por el nazismo.
Se dedicó también a la educación en
movimientos juveniles. Entre sus numerosas obras señalamos las siguientes según el año de su
publicación en español: La muerte de Sócrates. 1960; Verdad y orden. 1960; La aceptación
de sí mismo. 1962; La cuestión judía.1963; La esencia del
cristianismo.1964; El poder: un intento de orientación.1977;
Cartas sobre la formación de sí mismo. 2000; El Señor: meditaciones
sobre la persona y la vida de Jesucristo. 2006; Las etapas de la vida. 2006;
Mundo y persona. 2014.