Archivo del blog

sábado, 4 de marzo de 2023

Un día vacío

Un día vacío señalaba un joven en su charla con un amigo. Un día vacío en su vida era levantarse y no hacer nada, no tener nada en que ocuparse, ni nada porque esforzarse por conseguir, nada absolutamente nada que le alegrara y le ilusionara. Había tocado fondo, pero este joven podemos ser nosotros mismos o infinidad de personas en similar situación.

Todos hemos vivido algún día vacío y nos hemos recuperado con rapidez. Para algunos en cambio, a un día vacío, se sucede otro y otro, o se suceden semanas vacías, meses vacíos, años vacíos. Es permanecer en la vida de vacío. Es también acostumbrarse a llevar una vida de gran vacío, vida de nada.

Y esta vida de vacío se va agravando cada vez más, hasta que se toca fondo, entonces ya no se puede bajar más. Cuando se toca fondo, se pierde todo: las ganas, las ilusiones, el trabajo, el dinero, la familia, los amigos… tantas cosas materiales y espirituales. Surgen de inmediato la amargura, la tristeza, el pesimismo, el aburrimiento, la violencia, la evasión, el alcoholismo, la droga y quizá la cárcel, la depresión o la muerte. Es la bajada a los infiernos.

En nuestras sociedades actuales, cada vez más complicadas y exigentes para todas las personas, la vida no es fácil para nadie y los días vacíos se incrementan para mucha gente, porque se pierde ilusión y ganas de seguir adelante, se encuentran muchas más dificultades y algunas tan grandes que son infranqueables para los más débiles. Ocurre esto y mucho más en nuestras sociedades que además tienen altas tasas de paro.

Nos preguntamos ¿cómo salir de los días vacíos? Lo primero que hay que decir es que no es fácil esta empresa. Podemos salir con ayudas externas ya sean sociales o profesionales y podemos salir con gran voluntad por nosotros mismos. Hay que ser humildes y reconocer que algunas personas solas ellas mismas no lo podrán conseguir. De ahí que sea necesaria la ayuda y una buena comprensión de padres, educadores y otros profesionales.

Algunos, por el contrario, con gran esfuerzo y sólo por ellos mismos superan sus días vacíos. ¿Cómo? Es la gran pregunta y la respuesta es cada uno a su manera. Es un asunto tan personal y diferente, como somos de diferentes las personas. Las estrategias serán muy diversas.

Podemos seguir preguntándonos ¿hay alguna estrategia común que todos podamos aprovechar para salir o cambiar nuestros días vacíos?

Me atrevo a decir que sí: Lo primero es hacer alguna actividad. La primera estrategia para cambiar los días vacíos por días llenos es actuar. Hacer alguna actividad, comprometerse a hacer algo, aunque no tengamos ganas. Por ejemplo, hacer deporte o andar o … Será mejor elegir una actividad que nos guste, pero nunca quedarse quietos o inmóviles. Porque en el fondo las células de nuestro cuerpo no están quietas, siempre están intercambiando sustancias.

Cuando después de actuar nos sintamos mejor, iremos haciendo actividades más útiles, vivir siguiendo alguna meta, vivir poco a poco con enfoque, buscando fines un poco mayores, buscando conseguir pequeños resultados. Hay que empezar a asumir pequeñas responsabilidades. Mejorar los resultados del trabajo, si se tiene. Tomar decisiones por uno mismo.

Un consejo importante: No juzgues tu día por cuánta cosecha lograste recoger, sino por cuánta semilla lograste sembrar.

A pesar de estar solos, bloqueados, aislados o estancados. Aunque nos falte motivación, ganas de hacer cosas, no buscar excusas, no culpar a otros, no odiar nuestro trabajo, no sentirse fracasado a pesar de todo.

Y continuar trabajando, persistir en lo que hacemos con más fuerza, con más alegría, mantener el rumbo. Así podemos cambiar los días vacíos por días llenos. Días más llenos de compromiso, de responsabilidad, días más llenos de felicidad personal.