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miércoles, 12 de mayo de 2021

Vivir no es sobrevivir

¿Qué es vivir? Vivir auténticamente es ir autorrealizándose, es ir desarrollándose en busca de la plenitud de uno mismo, profesional y social. Es un ir creciendo personalmente a través de dificultades a lo largo del tiempo y en el marco de una vida y una situación en determinado ambiente. Hay que tener gran coraje para hacer esto.

Y ¿qué es sobrevivir? Sobrevivir es mantener la vida, como sea, y de la forma que sea por encontrarse dentro de una situación adversa o muy adversa, normalmente pasajera. El ejemplo clásico es sobrevivir a un accidente de avión o a una gran enfermedad… También, por el contrario, sobrevivir es mantener la vida de una forma cómoda, o lo más cómoda posible, es una vida en una zona de confort, dejando simplemente transcurrir el tiempo. Algunos también entienden por sobrevivir el luchar o competir contra otros y vencerlos. Sería la competencia en los mercados de las sociedades actuales, donde se dan la competencia legal y la competencia ilegal o fraudulenta.

Vivir no es sobrevivir. Ciertamente, pero a veces en nuestro mundo diversas circunstancias no dejan vivir como se debiera, se oponen o restringen las posibilidades normales de vivir con autenticidad y dignidad y no queda otro remedio que sobrevivir como se pueda, hasta que las circunstancias cambien o logremos cambiarlas. Pero no siempre es así, ni en todos los lugares ocurre lo mismo, ni nosotros como personas somos iguales, idénticos sino diferentes.

Y la gran cuestión es que tenemos que elegir necesariamente, decidir queramos o no, entre vivir o sobrevivir.  Sobrevivir es dejarse llevar por otros cómodamente o por las diversas circunstancias de la vida cotidiana, sin implicación personal alguna. O sobrevivir es competir legal o competir con ilegalidades para vencer al competidor unas veces legalmente otras muchas con algún tipo de ilegalidad.

El vivir de la persona con autenticidad supone una elección o una decisión de hacer una actividad vocacional por propia iniciativa, aunque sea difícil y no tengas muchas ventajas o no sea rentable. Dando a los demás las mismas oportunidades. Debemos y podemos dejar nuestra huella personal en cada uno de nuestros actos diarios. E ir formando con la repetición de nuestros actos buenos, hábitos buenos. Los padres y los educadores nos pueden ayudar, pero afirma Ana Frank que: "Los padres sólo pueden dar buenos consejos o ponerlos en el camino del bien, pero la formación del carácter de una persona reside en ella misma". Nada más cierto.

La formación del carácter se va construyendo con las dificultades o las adversidades con que nos encontramos en el camino de nuestra vida y con las respuestas que les vamos dando o que decidimos darles. Los árboles que producen la mejor madera son aquellos que han estado sometidos a los más fuertes vientos, dicen los buenos madereros.

En todo, hay dificultades o contratiempos, cuando decidimos vivir con autenticidad o cuando decidimos sólo sobrevivir, pero estas dificultades no son ni las mismas, ni de la misma magnitud, ni tienen las mismas consecuencias para la persona y para la sociedad.

Como bien se sabe hay dificultades y cualidades individuales o personales en la vida y hay de igual modo facilidades y dificultades en la vida colectiva o social. No tenemos por supuesto en ambos casos el mismo tipo de responsabilidad.

Grandes dificultades sociales en nuestras sociedades complejas actuales son muchas, especialmente el trabajo o su ausencia el paro, las desigualdades sociales, el clima de violencia u otras...

Se dice, que la gran mayoría de gente desea más "sobrevivir como sea"  que, "vivir con autenticidad", que parece un concepto viejo y obsoleto, pero desde nuestro humilde punto de vista no es así.

Primero hay que entender bien lo que es "vivir con autenticidad", eligiendo una vocación a desarrollar en la vida sin engaños propios y sin engaños a los otros y no a "sobrevivir como sea" engañando a quien sea y por lo que sea y con quien se presente por nuestro alrededor. ¿A dónde llegarían esos dos tipos de personas y de sociedades? Claramente se llegaría a una persona honrada y a una sociedad honrada por una parte y por el contrario el que intenta sobrevivir como sea aún, engañándose a sí mismo y a la sociedad llegaría a una persona con falsedades, inauténtica y a una sociedad, engañosa, no fiable ya sea al por menor o al por mayor.

Ocurre con mucha frecuencia, que la gente engaña en la vida hasta el punto que la descubren, si no todo el engaño va para delante, porque trae más facilidades y muchos más beneficios económicos, aunque sean fraudulentos. Aquí está la gran elección o el gran dilema, que cada uno tiene que plantearse en su vida, porque las consecuencias de ello son diametralmente opuestas y tremendamente importantes. Tenemos necesariamente que elegir: o ser una persona auténtica, buena o ser una persona inauténtica, deshonesta o mala, pero a ser posible que no se vea a simple vista ni de ninguna forma. A veces se ve pronto o tras veces se no ve o lo ven demasiado tarde, otros no quieren verlo. 

Como resultado tenemos unas sociedades inauténticas, llenas de falsedades y que como dice la gente todo no es lo que reluce o aparece y en el fondo subyacen en estas sociedades actuales muchas cosas degradantes para las personas entre ellas la lucha del hombre contra el hombre, es decir, beneficiarme yo, aunque perjudique a otros. Así llevamos muchos siglos, pero núcleos reducidísimos o personas simples en todas las épocas han hecho lo contrario, han respondido positivamente al dilema. 

El dilema está abierto para las personas de hoy y estará abierto para las personas de siempre, aunque no se vea exteriormente, porque ante todo es un acto de conciencia personal o la gente prefiera ignorar a sabiendas por   abrumadora mayoría en las sociedades actuales.