El ser de Europa
¿Qué es Europa? ¿Qué soy
yo, en cuanto europeo? Se preguntaba Pedro Laín Entralgo en un artículo de
diciembre de 1957 titulado Europa y la ciencia, publicado en su libro Obras
Selectas (1965). En primer término, afirma nuestro pensador a modo de
análisis de la situación del continente lo siguiente: “He aquí a Europa
enferma, y movida por su propia enfermedad a pensar acerca de sí misma”.
La gran enfermedad de
Europa han sido las dos grandes guerras mundiales. Y añade que en efecto: “Europa
se ha puesto a pensar acerca de lo que ella es”, lo cual demuestra que su
espíritu sigue viviendo, sigue activo.
Señala que este
pensamiento de los europeos sobre el ser de Europa puede agruparse entre tres
criterios o apartados: el genético, el resultativo y el estilístico.
El criterio genético
es el de los que defienden que el ser de Europa, es el de su origen, así sería
Europa la combinación de cuatro elementos fundamentales: la Grecia clásica,
Roma, el cristianismo y la germanidad. Ejemplo de este pensamiento es Chr.
Dawson en Los orígenes de Europa. Este criterio es insuficiente para
comprender bien el ser de Europa.
El criterio
resultativo es el que ve el resultado de la acción, lo que se ha hecho, la
actividad desarrollada por Europa. Añade Pedro Laín: “¿Qué es Europa, de este modo
entendida? “Europa es la ciencia”, escribía Ortega cuando joven; “Europa es
libertad, historia y ciencia”, ha dicho Jaspers hace muy pocos años”.
(Laín, 1965, p.1071).
Por criterio
estilístico es el que destaca que también el estilo importa dentro del tema
tratado. Así Denis de Rougemont describe a Europa como “un constante
equilibrio dinámico y dramático de tensiones contrapuestas: libertad y
autoridad, ciencia y misticismo, capitalismo y socialismo”.
Pedro Laín define al
continente europeo de este modo: “Europa es una realidad histórica a la vez
unitaria y diversa, constituida por la sucesiva fusión de Grecia, Roma, el
cristianismo y la germanidad, creadora de un soberano modo de entender la vida
humana, al cual pertenecen esencialmente la afirmación de la libertad, la
estimación del saber como, ciencia y la consideración de la Historia como vía
de perfección y realizadora de su hazaña a través de un destino dramático y
contradictorio”.
Ha indagado nuestro autor
qué es lo que han aportado Grecia, el cristianismo y la germanidad a Europa,
que sólo podemos aquí sintetizar.
Aportación de Grecia Laín escribe que: “De
Grecia ha recibido Europa el hábito de obrar y pensar con la mente atenida al
“qué” de las cosas, al ser, a lo humano en cuanto tal”. Grecia inventa el
pensamiento técnico y científico. Se deja atrás el pensamiento mágico.
Grecia enseñó a pensar sobre la naturaleza y el ser de las cosas, lo que son
las cosas, lo que pueden hacer por sí mismas. Descubre el conocimiento de lo
universal, de lo que es válido para todos los hombres, descubre las ideas.
Aportación del
cristianismo. Nuestro pensador afirma que: “La
mentalidad helénica no hubiese sido nunca mentalidad europea sin la ingente
novedad del cristianismo”. “Sin la Biblia no habría Europa”, ha escrito
Jaspers”. La antigüedad clásica fue cristianizada apareciendo valores como
la persona, la libertad.
Pedro Laín dirá que: “El
europeo no ve en el hombre sólo una cosa natural capaz de hablar, un zoon logon
ekhon o animal rationale; ve en él, además, un ser vivo dotado de libertad
íntima y creadora, exigente de libertad exterior, inmerso en una historia
irrepetible que unas veces le perfecciona y otras le degrada, constitutivamente
abierto a un horizonte al que no sólo pertenecen el ser y el no ser, mas
también la nada, la eternidad y el infinito “ […] desde que el
cristianismo se infundió en el seno de la mente griega o hizo pensar que la
“naturaleza” de las cosas y del universo no tendría realidad y sentido últimos
sin una envolvente “trans-naturaleza” o “sobre-naturaleza".
Aportación de los pueblos germánicos
Estos pueblos que derriban el imperio romano traen la fuerza, la inquietud y la
permanente insatisfacción del alma que es un gran potencial humano. Pedro Laín
señala que: “Tomás de Aquino y Escoto, Maquiavelo y Leonardo, Descartes y
Pascal, Cervantes y Velázquez, Shakespeare y Newton, Paracelso y Kant, van a
ser, entre otros, los frutos humanos de esa exaltada insatisfacción de las
almas”. Sobre este suelo echa sus raíces Europa. Este es su ayer, su historia a grandes rasgos.
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