Para el periodista
británico Johann Hari nos deprimimos porque “somos seres humanos con
necesidades insatisfechas”. Así lo expresa en una entrevista publicada en
el diario La razón el 5-2-2020.
Las ideas expuestas en la
entrevista no tienen desperdicio. Hay que decir en primer lugar que ha
publicado un libro con el título Cada depresión tiene sentido, el libro
es fruto de sus experiencias que le llevaron a recorrer 60.000
kilómetros en busca de las verdaderas causas de la depresión y la ansiedad. La
depresión afecta en este momento a más de 350 millones de personas en todo el
mundo.
No es muy favorable al
tratamiento de la depresión con medicamentos, tomando fármacos solamente y
defiende cualquier tratamiento que funcione.
Afirma como idea
fundamental que: “Además de las necesidades físicas como el agua o la
comida, el ser humano tiene otras que son de tipo psicológico. Nos hace falta
el sentido de pertenencia, que nuestra vida tenga un propósito, que la gente
que nos rodea nos valore. También necesitamos seguridad sobre el futuro”. Y
añadirá sobre nuestro mundo actual, complejo y desgarrado, que: “Esta
cultura que hemos construido, tan buena en muchas cosas, cada día es menos
capaz de cubrir estas necesidades profundas”.
Pero recordemos los
rasgos y las características o los síntomas de la depresión en las personas: el
principal síntoma es la tristeza; sentirse vacío; no tener ganas de hacer nada;
sensación constante de cansancio; se llega a llorar; se tiene muchas ganas de dormir
y se busca que pase el tiempo; los pensamientos son muy negativos; puede
aparecer el deseo de suicidio; hay dificultad para pensar; dificultad para
tomar decisiones; se deterioran o empeoran con pérdida de interés todas las
actividades: las sociales, las laborales, las académicas; se está irritable,
con mal humor; se sienten la persona infeliz, melancólica, abatida, derrumbada;
se siente miedo, vergüenza; se tiene dolor de cabeza y falta de apetito; se está
sin ganas de luchar y enfrentarse a los problemas de la vida; hay dificultad
para disfrutar de algo placentero; se está en una situación de desesperanza y
angustia constante de la que la persona no sabe salir por sí misma.
La depresión para la
Organización Mundial de la Salud (OMS) es la cuarta enfermedad que más
incapacidad provoca en el mundo y pronostica además que aumentará en los
próximos años.
Aunque hay clases de
depresiones, unas leves y otras graves, ambas pueden cronificarse. Hay que
considerar a la depresión como una enfermedad clínica severa. La depresión es
un proceso debilitante de la persona. Debemos darle importancia y dedicarle
atención, reflexión e investigación y descubrir sus mecanismos y
manifestaciones en esta sociedad actual.
Etimológicamente la
palabra depresión proviene del latín depressio que significa opresión,
encogimiento y abatimiento. Los tratamientos para curarla pueden ser:
psicológicos, farmacológicos o la combinación de ambos.
Pero volvamos a las
experiencias y reflexiones de Johann Hari. Cree este periodista que la cultura
que tenemos y hemos construido: “Tiene mucha culpa de que nuestra salud
mental empeore cada año”.
Considera que también hay
aspectos biológicos en la depresión, e indica que según la ciencia: “Existen
nueve causas diferentes y sólo dos tienen una base biológica. La mayoría de
disparadores tiene que ver con la forma en que vivimos. Una vez que entiendes
eso, se abre un abanico enorme de soluciones”.
Johann Hari también
sufrió una depresión y en esta batalla nos confiesa que: “Me di cuenta de
que había malinterpretado por completo mi malestar. Fue un proceso costoso
cambiar mi propio relato, después de tantos años, porque cuando te has contado
una historia sobre tu dolor, aunque no funcione, al menos sabes a qué atenerte.
Para mí fue difícil y aterrador”. Añadirá sobre el sentido o la explicación
de la depresión: “Y si algo he aprendido es que sí lo tiene. Si te
encuentras mal, no estás loco ni eres débil. Tampoco eres una máquina con un
mecanismo roto. Eres un ser humano con necesidades insatisfechas”.
Biológicamente en la
depresión los neurotransmisores neuronales: la serotonina, la dopamina, la
noradrenalina están con niveles bajos, están desequilibrados. Hari explicará
que: “La historia que te cuentan algunos médicos sobre lo que te sucede.
Pensar que se sólo se trata de que tienes la serotonina baja, te impide un
entendimiento profundo de lo que ocurre”.
La cultura en que
vivimos, nuestra forma actual de vivir tiene algunos factores que favorecen o
llegan a producir en muchas personas malestar, miedo, vergüenza, angustia y
depresión. Según Johann Hari estos factores o formas desequilibradas de vivir
actuales son: "El increíble incremento de los niveles de soledad; la
inseguridad financiera; la desigualdad; los valores basura como perseguir el
status y el dinero que nos contaminan el alma; buscar la felicidad en todos los
lugares equivocados que nos ha hecho sentir fatal; carecer de control sobre lo
que haces, tu trabajo y ser humillado; y te rematan con que “el único que puede
ayudarte eres tú mismo”.
¿Qué hace J. Hari cuando
se siente mal y tiene sentimientos dolorosos, depresivos? Él mismo responde: “Lo
que hago es salir hacer algo por alguien. Dejar el teléfono en casa y escuchar
a alguien por ejemplo. En una sociedad en la que nadie escucha a nadie, esto
puede ser positivo. Hay que dejar de ser tanto uno mismo para ser más
nosotros”.
J.Hari abandonó Londres
y se marchó a vivir a una comunidad en Pensilvania en Estados Unidos. La
comunidad era los llamados Amish o manonitas. Estos llevan una vida con normas
propias: viven todos sin electricidad, sin teléfonos móviles, sin coches, están
en contra de la tecnología y la comodidad, visten con vestidos oscuros y largos,
llevan largas barbas. Para Hari era cambiar una cultura por otra mucho más
tradicional, menos artificiosa y más natural. Los amish es una comunidad que
vive con normas propias que todos cumplen, podríamos decir que es una comuna o
tribu donde todos hacen lo mismo y no hay formas de vida diferentes o
individuales.
Las reflexiones de J.
Hari son que nuestra cultura, nosotros somos: “Los primeros seres humanos en
deshacernos de la tribu para tratar de vivir en soledad; en nuestras sociedades
hay un increíble aumento de la soledad, somos los más solitarios de la
humanidad”. Da cuenta también que hace unos años se hizo una encuesta en
Estados Unidos en que se preguntaba a cuántas personas podías recurrir si te
pasaba algo grave y la respuesta media fue cinco. Cuando se ha repetido la
encuesta en nuestros días la respuesta ha sido nadie. Señala además que el 25%
de la generación de los millennials afirma que no tiene ningún amigo íntimo.
Tenemos porque las hemos
construido nosotros mismos unas sociedades tan individualistas que creemos ya,
que es la única manera de sociedad que existe, la única manera de vivir.
Otro estudio o encuesta
que expone J. Hari es sobre lo que sienten los trabajadores por su trabajo del
cual viven. Está aplicado el estudio a Estados Unidos y Reino Unido, pero que
también podría valer para España, Alemania, Francia, Italia y bastantes países
más. El resultado es el siguiente: Un 13% le gusta lo que hace, le gusta su
trabajo, un 63% ni le gusta su trabajo ni lo aborrece, simplemente hace lo que
puede o lo que toca para ganarse la vida, un 24% odia su trabajo o lo teme.
Como resultado final es que tenemos que un 87%,
la mayoría de la gente no le
gusta lo que hace, no le gusta su trabajo.
La conclusión final de
Johann Hari, el exitoso periodista inglés de 41 años es que: “Me dí cuenta
de que estamos totalmente equivocados, que la historia que nos hemos contado
sobre la felicidad simplemente no funciona. Una especie de seres
individualistas se habría extinguido en la sabana de África, no habría
sobrevivido”.
Felicito al autor una vez más por su análisis y exhaustividad expositiva, en la línea de sus trabajos tan bien estructurados y ricos en análisis y sugerencias.
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