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jueves, 7 de julio de 2022

Las etapas de la vida

Las etapas de la vida de una persona son como se sabe: la niñez, la juventud, la madurez, la vejez. Son etapas, recorridos evolutivos o trayectorias vitales por las cuales transcurre la vida de toda persona.

No nos proponemos hacer una investigación psicológica, ni sociológica, ni pedagógica de estas etapas, sino más bien mostrar actitudes éticas, que todo ser humano debe necesariamente adoptar porque de lo contrario perjudica su desarrollo, se estanca o retrocede.

Todo hombre entendido como persona tiene la capacidad de poder dar a cada fase o etapa de su vida una realización de la tarea propia de la etapa en que se encuentre y darle también un estilo personal. Tener la capacidad de realizar una actividad no quiere decir que todos de hecho la realicen. Si no se realiza esta actividad el desarrollo personal queda estancado, deficitario, incompleto y las consecuencias de ello no se hacen esperar.

Cada etapa de la vida tiene su valor propio, tiene una significación peculiar y no depende su importancia de otra etapa que se considere modélica. Con lo cual no tiene más valor una etapa que otra. Así la etapa infantil no se puede considerar solo como una preparación de la etapa juvenil, ni la etapa juvenil como una preparación exclusivamente hacia la madurez.

Para muchos autores entre ellos Romano Guardini, cada momento de la vida está enriquecido por el conjunto de todos los momentos ya vividos: las obras realizadas, las metas perseguidas, el amor dispensado y recibido, los vínculos creados, los aprendizajes conseguidos. El ser humano, es el mismo, pero no lo mismo en todos los momentos de su vida. Es el mismo en el sentido activo de quien se halla realizando su vocación y su misión.

En la vida, la persona no está quieta e inmóvil todo el tiempo, sino que está activa, moviéndose, con tensión interior en cada instante, aunque tengamos periodos de baja tensión o de baja autoestima.  Esta actividad interior de la persona pasará por las etapas de niñez, juventud, madurez y vejez. En estas etapas las personas avanzan, crecen, evolucionan con su cuerpo y con su mente, con un movimiento continuo e intencionado hasta el final de la vida, aunque también pueden ocurrir estancamientos y retrocesos.

Descubrir que tenemos esta actividad, esa tensión interior hacia alguna meta en concreto, ese empuje hacia algo, no es nada fácil, cuando lo descubrimos y valoramos convenientemente, nos da una tranquilidad y un consuelo importante.

Cada etapa de la vida en que nos hallemos tiene una serie de valores propios. Su valor no debe ser confrontado con los valores de otra etapa, sino que hay que perseguir y conseguir las metas propias desde y en la etapa que nos encontremos. Lo más importante es la actitud ética que la persona debe adoptar en cada fase de la vida y la realización de ella que ha de llevar a cabo.

La vida tiene unos principios básicos, que deben regular el desarrollo adecuado de la existencia de una persona. Romano Guardini supera la creencia de considerar como únicos atributos positivos de la vida la energía juvenil, la capacidad de acción intensa, el poder de dominio y el disfrute biológico.

Pero hay que ver en cada etapa de la vida la existencia entera y total de la persona, tener una visión “holística” de la vida, que conlleva realizar la exigencia de sentido, la vocación y la misión que cada uno elige hacer.

Las etapas de la vida son diferentes e independientes unas de otras, tienen sentido por sí mismas, aunque cada una sirve también de preparación para la siguiente, pues es toda la persona la que recorre este trayecto de desarrollo y evolución. Este desarrollo es a la vez biológico, psicológico y personal. Las experiencias propias adquiridas de aprendizaje en cada etapa se van acumulando y van enriqueciendo a la persona. 

El paso por las distintas etapas de la vida permitirá ver por experiencia propia la articulación interna del proceso vital.

El valor importante de la existencia humana es la posibilidad de crear vínculos, vinculaciones con otros, establecer relaciones de amistad, desarrollar ámbitos de convivencia.

El hombre crece biológicamente y se desarrolla según su personalidad en todo momento. El hombre es “un ser de encuentro”, se desarrolla abriéndose a otros y creando campos de juego y relaciones de encuentro.

Cada nueva etapa de la vida va precedida de una crisis.

La verdad de cada persona consiste en buscar el bien y lo positivo en toda circunstancia.

En la vida importa menos la cantidad de años vividos que la intensidad con que son vividos.

Lo pasajero y lo eterno en la vida

Todos sentimos y nos damos cuenta que muchas cosas en la vida son pasajeras y que las cosas cambian constantemente, pero advertimos, nos damos cuenta también, cada vez con mayor claridad, que hay algo que no pasa, algo que es eterno.

El diccionario define eterno como “lo que no puede ser medido por el tiempo, que no tiene principio ni fin”.

Las cosas pasajeras son las que duran relativamente poco tiempo. Una cosa finita es la que tiene fin o límite en el espacio, y por tanto puede ser numerada o medida. Completa el diccionario que la mente del hombre es constitutivamente finita e histórica.

Lo pasajero en la vida se acepta sin dificultad, no presenta dudas a la gente. Lo eterno no está en relación con lo biológico de la vida, sino con la persona. Lo eterno no suprime a la persona, aunque haya continuación indefinida, sino que le da sentido, la llena de sentido.





 

1 comentario:

  1. Nuevamente felicito al Dr. Roger Garzón por su incansable labor creativa y divulgativa, que siempre ilustra a jóvenes y no tan jóvenes.. Animo, y a seguir en esa linea. ÁNGEL PEREZ BONMATÍ

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