¿Qué es la felicidad?
A la pregunta: ¿Qué es la felicidad? Unos
responden que es un sentimiento agradable, otros que es sentirse alegre
y contento, para algunos que es hacer algo que valga la pena.
El diccionario nos indica
que feliz es un adjetivo que significa que uno tiene felicidad, que goza
de felicidad, que ocasiona felicidad. Y que la felicidad es un nombre
sustantivo que significa un estado de ánimo que se complace en la
posesión de un bien.
La felicidad, como se
sabe, ha sido buscada sin cesar a lo largo de la historia por todos los
hombres. Todos anhelan la felicidad han dicho y dicen los filósofos.
Una serie de preguntas
nos surge de inmediato: ¿la felicidad es única e igual para todos?; ¿cómo
conseguirla?; ¿podemos conseguirla de una vez para siempre? Las respuestas son
múltiples y variadas.
Nosotros nos acercamos a
un experto, a un filósofo español del siglo XX Julián Marías, que ha
escrito un libro La felicidad humana (1987), que cuenta con varias
ediciones.
Sólo podemos destacar
aquí algunas consideraciones principales sobre la felicidad que hace el gran
filósofo.
En primer lugar, señala
que la felicidad es irrenunciable, nos es necesaria. Distingue entre
placer y felicidad. El placer, afirma, es siempre placer del momento, no así la
felicidad.
Relaciona la felicidad
con la realización de una pretensión, con conseguir o alcanzar algún fin, deseo
o proyecto; para lo cual se tiene que trabajar, se tiene que implicar uno
personalmente.
Si lo consigue será un
logro y se sentirá feliz; si no lo obtiene será, un fracaso y se sentirá
disgustado, infeliz.
Para medir el grado de
felicidad personal cree que hay que hacerlo con dos magnitudes: la realidad
y la pretensión. La realidad es lo que tengo o aquello de lo cual parto,
y la pretensión es lo que busco, deseo o pretendo conseguir.
Por lo cual, el resultado
de esta relación es una felicidad pequeña, fugaz y deficiente que nos deja
insatisfechos e inquietos en la vida. Así, el hombre es sólo feliz en
“pequeños momentos”, en “pequeños instantes”. No es feliz de una vez y para
siempre.
Esto es así porque la
felicidad no es distinta de la realidad de la vida. La vida del hombre es dramática
(sucesos que conmueven fuertemente) y argumental (asuntos o temas
diversos con principio, desarrollo y final) y, por tanto, la felicidad del
hombre es también dramática y argumental, no es estática, no es para
siempre en este mundo.
Otra característica de la
vida es su dificultad, no es fácil vivir, “vivir es la suma dificultad”.
Y no debe uno autoengañarse sustituyendo el mundo, nuestro pequeño o gran
mundo, por un paraíso, pues dirá Julián Marías que: “La sustitución del
mundo por el paraíso es la más peligrosa tentación del hombre respecto a su
felicidad”. En cuanto a la muerte, señala que es una parte o ingrediente de
la vida que hace imposible, ilusoria, engañosa la felicidad en este mundo
terrenal, pero, aún así, es necesaria.
La felicidad, ha señalado
nuestro filósofo, es siempre personal, de cada uno y es “aquello a lo
que se le dice “sí”, aquello con lo cual coincidimos, que sentimos como nuestra
inexorable realidad, sin la cual no somos nosotros”.
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