Al muchacho de la gran ciudad, triste y abatido, le produjo gran impresión el sueño en el que Dios le enviaba una carta y hablaba a su conciencia.
Al
día siguiente no dejaba de darle vueltas en su cabeza a algunas de las cosas que Dios le había dicho en el sueño y él se repetía en su interior:
“Anímate y tira adelante porque tú eres mi
obra”, “estás lleno de talentos“ "Yo te
creé con la capacidad de que no te destruyeras”. Y el chico se decía asi mismo: " cuando he fracasado en todo "
Al
llegar la noche y caer rendido en la cama volvió a tener otro sueño en el que Dios
le seguía hablando y le decía:
“¿Cómo puedes tener miedo y dudas si eres mi obra. No eres igual a nadie, eres único. En ti está el poder de no atarte a las cosas. Te he dado el poder de pensar, el poder de hablar, el poder de amar, el poder de imaginar, el poder de crear, el poder de elegir, el poder de rezar. Te he dado el poder de elegir tu propio destino utilizando tu fuerza de voluntad”
Y
Dios le preguntó con afecto como si le mirara a los ojos:
“¿Qué has hecho con todos estos grandes poderes que te he dado?”
El
muchacho al ir a responder, despertó de pronto de su profundo sueño.
Yo sueño que estoy aquí
ResponderEliminardestas prisiones cargado...