Es un hecho real que vivimos y que tenemos que seguir viviendo. Es otro hecho cierto, que en la vida hay problemas, situaciones problemáticas o muy problemáticas, que exigen de nosotros que les hagamos frente o puede ocurrir por el contrario que decidimos dejarlas tranquilamente pasar por nuestro lado, sin hacer nada por solucionarlas.
A la actitud de la persona
que adopta hacer frente a un problema o situación le llamamos determinación y a la actitud contraria
de dejarlo pasar llamamos postergación.
También se le da el nombre de procrastinación. La procrastinación, (palabra que viene del latín procrastinare:
pro, adelante, y crastinus, mañana), postergación o posposición es
la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse,
sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables por miedo o
pereza u otras razones a afrontarlas.
Existen
fundamentalmente tres tipos de situaciones o problemas con que nos enfrentamos
en la vida: unos son los problemas sencillos, corrientes, diarios, otros son
problemas más importantes pero menos frecuentes y por último los problemas más
importantes de la vida de una persona o situaciones límite.
En la vida de cada uno
en particular se dan normalmente más número o muchísimo más número de acciones
postergadas, pospuestas o dejadas para otro momento que acciones realizadas
inmediatamente y con determinación.
Para justificarnos
interiormente nos decimos: unas veces que posponemos la acción, porque es difícil,
otras veces nos decimos ahora no es el momento o no me apetece o no es
importante, otras veces surge un inconveniente inesperado ajeno a nosotros, y
así así montones de excusas para justificar el no hacer nada, para dejar pasar
la oportunidad.
El hacer una cosa,
realizar una acción determinada siempre supone un esfuerzo mayor que dejarla
pasar. Cuando dejamos pasar las cosas una y otra vez, un día tras otro, un mes
tras otro, un año tras otro se constituye una costumbre, un hábito. Cuando el
hábito está ya constituido en la conducta de una persona es dificilísimo
cambiarlo. Se va haciendo permanente, se endurece.
Para conocernos como
persona un poco más, podemos analizarnos o comparar la suma de acciones que
hacemos con determinación y la suma de acciones que dejamos pasar.
Es importante para
aprender a realizar tareas y también aprender a acabarlas y no dejarlas a mitad,
el comenzar por las acciones más pequeñas, más simples e ir poco a poco
incrementado la dificultad. Aprender esto de pequeños es de una extraordinaria
importancia y de unos grandes resultados. Se suele decir por esta razón “el diablo está en los detalles”, en las
cosas pequeñas, en las dificultades pequeñas a las que hay que dar una gran
importancia para solucionarlas y poder avanzar. Muchas veces nos centramos en
las grandes dificultades y olvidamos las pequeñas.
Miles de ejemplos
vienen a la memoria de todos nosotros sobre estas cuestiones. Sólo describiré
resumidamente una pequeña historia que hace pensar y que vivió personalmente el
escritor Anxo Pérez, y que la cuenta en su libro Los 88 peldaños de la gente feliz, es la historia del saxofón. Es
un relato que dice así:
“Hace
unos años me prometí que ése era el último año de mi vida en que no sabría
tocar el saxofón. Me equivoqué. Fracasé ese año, y el siguiente, y el
siguiente. Durante diez años salí derrotado de una batalla que ya desistí de
poder ganar. Pero pasé por alto una gran arma con la que todo ser humano
cuenta: el poder de la determinación. Un día te levantas por la mañana, miras
de frente a ese enemigo llamado pereza, y le dices: “Lo siento, pero he
decidido que hoy gano yo”. Te pones en marcha como un tren sin frenos sobre una
ligerísima pendiente. Apenas lleva velocidad, pero ya nadie puede detenerlo.
Cuando dices “basta” y tomas esa decisión que ni el universo entero podría
frenar… todo tu cuerpo lo sabe”.
No diremos el modo como
lo consiguió, pero si expresaremos el mensaje final de Anxo Perez que es el
siguiente: “Diez minutos de determinación
pueden ser más poderosos que diez años de dudas”, o también más poderosos que
diez años de perezas.
Anxo Pérez es un
escritor español, también ilustre conferenciante, emprendedor y motivador de gran
éxito, cuenta con 400 conferencias en los cinco continentes. Ha desarrollado un
método revolucionario para aprender un idioma en 8 meses, incluido el chino. Ha
escrito un libro “Los 88 peldaños del
Éxito” que es ya un best seller.
Como siempre, interesante y didáctico artículo, que debe estimular al autor para prodigarse más a menudo. APB
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